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sábado, 25 de diciembre de 2010

Un horrible vacío.


Eso me recuerda dónde estuve ayer, en casa de un campesino, que me contó que un tabernero, al que yo también conocía, había muerto de pronto, aunque podía preverse desde hacía un año, pero sin embargo, de pronto, tenía un pie totalmente podrido, y desde luego hubo mucha gente en su entierro, y uno de ellos, excarnicero y posadero, que había sido anteriormente oficial de carnicero pero tenía ya más de sesenta años, tuvo que llevar una cruz, de dos metros, enormemente pesada... siempre tienen, cuando llevan algo así, una especie de soporte de cuero, donde va metida la cruz. Y sólo hace falta sujetarla, pero no cargarla. Sin embargo, no encontraron el soporte y el hombre tuvo que llevar la cruz durante dos horas, y le pusieron encima además una corona, y entonces él se derrumbó y ahora estaba en cama, también listo. Ahora me acuerdo.

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